Con el sonido de los cueros empezaba el son, sonido de
timbales mezclado con los gritos del metal, repicar de la clave que se metía
en el alma haciendo correr la sangre... se llenaba el cuerpo del calor de la
salsa, llegaba la bacanería, el dolor de la traición, las historias del malandro del barrio y el
grito a la injusticia, ¡y como no!… la burla al rico explotador; esto
era la salsa – así la recuerdo desde mis primeros años de edad - letras que
hablaban del atropello al latino, la vida lejos de la tierra, el recuerdo de la
devastación cultural de los pueblos, la vida la muerte el amor y el des-amor.
Era el sonido latino, la crítica cruda a la vida plástica, la rebeldía mulata de la sabrosura, la ironía del que lloraba
cantando... era el grito del que nunca renuncia a sus sueños, el lamento del de
abajo que combatía a sus opresores solo viviendo y gozando, era el elogio al alma libre de ataduras sociales, en un mundo
donde el pobre y el rico bailaban juntos... un mundo donde por obra y gracia de la santa
salsa eran simplemente iguales.
Es la salsa la descripción vívida del alma latina, un alma
que estamos perdiendo, el alma que vivía y moría bailando… el alma que
triunfó en Europa que también conquistó Gringolandia, el alma... el sabor... la chispa latina, la llama de la hoguera negra, aborígen y española.
Recuerdo a los grandes que alzaron su voz para protestar, también a los eternos románticos que nos llenaron de poesía el corazón para luego entregarlo a esa Gitana, María Arrebato o Ana
Caona, recuerdo a los cantantes de la vida y la barriada;
sonidos de risas y lamentos cada vez más tenues que se pierden ya como susurro de lo
que fuimos y aún peor de lo que perdemos.
Fue la salsa esa voz que unía al latino sin pensar en razas, era nuestra esencia,
el sabor agridulce de la vida y el amor por la tierra... ahora todo se desvanece como azúcar en la lengua, solo me
queda preguntar ¿Qué va a hacer de nosotros sin el grito del pregón? ¿Qué será del latino sin su tumbao?.
¿Qué será de este mundo sin la alegría y el sabor del alma latina?.
Hoy que nos llenamos de letras vacías... vacías de nosotros… vacías del sabor latino, se acabó el "melao é caña" y se fué el espíritu del ron de nuestras vidas… ¡NO quiero asistir a las exequias de la sandunguera!.
Espero que algo pase y no dejemos la sangre sin alma.
Gracias a:
Carolina Téllez y a Ana Castañeda por el impulso.
Dedicado a mi hermano Cesar G. Saray Mora, a mi eterno
amigo del alma Jovanny H. Bernal Guzmán porque tienen el fuego latino en la sangre.
Que lindo texto Alex!
ResponderEliminarPoco amante de la salsa soy ahora pero tu narración me hizo evocar bellos recuerdos de cuando disfrutaba de este género.
No pares de escribir. Siempre te leo :)
Muchas gracias y que bueno lo que me cuentas, un abrazo enorme.
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